jueves, 2 de mayo de 2013

Redacción objeto

Me desperté por la manaña y me había convertido en una mochila. Estoy cansado de coger todo el peso de toda la gente que no estudia y no para de hacer el tonto y chutarme. Y también de que no paren de pintarme y ponerme tonterías (tete, te amo, etc.). Además, después no me guardan en casa para que descanse tranquilamente y me tiran en la basura que huele peor que la casa donde estaba. Cuando se van de acampada, me agobio con la comida que huele mal y también la ropa, manta, etc. Un día, todos sus amigos se empezaron a sentar encima de mí y no aguantaba su peso. Tenía una aguja en la mochila y le pinchó en el culete. Se levantó rápido y al fin pude respirar tranquilamente. Después se pusieron música y todos estaban contentos mientras yo dormía tranquilamente. Al siguiente día, todos estaban cansados y no se despertaban mientras yo aún descansaba un poco más. Después de 10 minutos, pasó una serpiente por encima de mí y yo estaba asustado. Mi dueño tenía la puerta abierta, menos mal que la serpiente no era venenosa. Se levantó y la vio. La sacó de la casa y se pusieron a desayunar. Me puso la manta y nos fuimos para casa a dormir los dos. Yo en el suelo y él en la cama con su mujer y sus hijos pequeños.

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