lunes, 17 de noviembre de 2014

Una noche solidaria

Una fría mañana de invierno, Álex salió del rascacielos más alto de Nueva York con ganas de descubrir qué había pasado esa noche. Eran tiempos de fiesta en toda la ciudad y solamente en la entrada del rascacielos había tres hombres tirados en el suelo. 
Álex se fue adentrando cada vez más en la ciudad y aún había gente que seguía de fiesta, bebiendo, drogándose... Ante este ambiente, Álex decidió alejarse de ese sitio. 
Entonces, se cruzó con un hombre que tenía una herida inmensa en el brazo. Álex, al ser médico, no podía dejar ir a ese pobre hombre sin ayudarle. Por lo tanto, le ofreció ayuda aunque el hombre, con voz temblorosa, le negó la ayuda y se marchó rápidamente.   
Continuó caminando y notó la mano de alguien en su hombro, era un policía. Este vio su propuesta de ayuda y le ofreció a Álex un puesto de trabajo para ayudar a personas heridas durante las fiestas. Álex, sin pensárselo dos veces aceptó, ya que no tenía nada mejor que hacer.  
Su turno empezó esa misma noche. Estaba en la plaza central esperando a algún herido. La verdad es que estaba asombrado ante el ambiente que había en Nueva York en las fiestas.  
Y llegó el primero, un hombre con una brecha en la ceja. Rápidamente, Álex sacó el botiquín ante la atenta mirada del policía. Lo primero desinfectó la herida y poco a poco fue cosiéndola. 
Esa noche, en total, catorce heridos. Cuando volvía para su apartamento, Álex fue golpeado por un hombre con una botella sin motivo alguno. Álex calló al suelo desmayado.  
Despertó muy mareado, seis horas después, en la habitación de un hospital. Esperó diez minutos y alzó la cabeza. A su derecha tenía a una mujer embarazada y, a su izquierda, estaba el hombre que rechazó su ayuda. El hombre tenía el brazo completamente infectado.  Álex impactado le preguntó que por qué no había aceptado su ayuda. El hombre le miró fijamente y le pidió perdón. 
Tres horas después, tenían que amputar el brazo al pobre hombre y el hombre pidió a los médicos que le operase el brazo Álex. Sin dudarlo, Álex aceptó. Después de una larga operación,  Álex y el hombre entablaron una gran amistad.

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