lunes, 17 de noviembre de 2014

Semana nevada en Nueva York


 Una fría mañana de invierno,  Michael salió del racacielos más alto de Nueva York con ganas de descubrir que había pasado con la nevada que había caido. Fue a casa de su amigo Lebrón para que le explicara lo que habia sucedido. Al llegar, se encontró con él que llegaba en su Ferrari . Entraron  y Michael le preguntó qué había pasado. Entonces, éste le dijo que no había visto algo igual porque fue algo impresionante .
Al principio, fue una nevada normal pero durante la  noche se fue haciendo más y más intensa .
Al despertar Lebrón esa noche tan fría, se dio cuenta de que no podía salir de su casa y de que hacía más frío del que hacía normalmente, así que investigó un poco  y descubrió que la nieve habia cubierto Nueva York por completo. Intentó llamar a la policía pero no tenía línea.
Así que casi toda la ciudad estaba bajo la nieve. Lebrón no sabía qué hacer, así que fue para poder pensar con claridad. Subió a su dormitorio, cogió todas sus mantas y se cubrió con ellas.
Después de un buen rato, consiguió pensar un plan que era  crear un túnel para llegar a la superfície y poder ir a otra ciudad para conseguir alguna ayuda y derretir la nieve.
Al final, Lebrón, después de duras penas,  llegó a la ciudad vecina en la que vivía un inventor llamado Coby que tenía una pistola que derritía. Lebrón le suplicó que se la prestara o que le acompañara para poder salvar la ciudad. Al final, Lebrón y el inventor Coby lograron salvar a toda la ciudad de Nueva York.

Una noche solidaria

Una fría mañana de invierno, Álex salió del rascacielos más alto de Nueva York con ganas de descubrir qué había pasado esa noche. Eran tiempos de fiesta en toda la ciudad y solamente en la entrada del rascacielos había tres hombres tirados en el suelo. 
Álex se fue adentrando cada vez más en la ciudad y aún había gente que seguía de fiesta, bebiendo, drogándose... Ante este ambiente, Álex decidió alejarse de ese sitio. 
Entonces, se cruzó con un hombre que tenía una herida inmensa en el brazo. Álex, al ser médico, no podía dejar ir a ese pobre hombre sin ayudarle. Por lo tanto, le ofreció ayuda aunque el hombre, con voz temblorosa, le negó la ayuda y se marchó rápidamente.   
Continuó caminando y notó la mano de alguien en su hombro, era un policía. Este vio su propuesta de ayuda y le ofreció a Álex un puesto de trabajo para ayudar a personas heridas durante las fiestas. Álex, sin pensárselo dos veces aceptó, ya que no tenía nada mejor que hacer.  
Su turno empezó esa misma noche. Estaba en la plaza central esperando a algún herido. La verdad es que estaba asombrado ante el ambiente que había en Nueva York en las fiestas.  
Y llegó el primero, un hombre con una brecha en la ceja. Rápidamente, Álex sacó el botiquín ante la atenta mirada del policía. Lo primero desinfectó la herida y poco a poco fue cosiéndola. 
Esa noche, en total, catorce heridos. Cuando volvía para su apartamento, Álex fue golpeado por un hombre con una botella sin motivo alguno. Álex calló al suelo desmayado.  
Despertó muy mareado, seis horas después, en la habitación de un hospital. Esperó diez minutos y alzó la cabeza. A su derecha tenía a una mujer embarazada y, a su izquierda, estaba el hombre que rechazó su ayuda. El hombre tenía el brazo completamente infectado.  Álex impactado le preguntó que por qué no había aceptado su ayuda. El hombre le miró fijamente y le pidió perdón. 
Tres horas después, tenían que amputar el brazo al pobre hombre y el hombre pidió a los médicos que le operase el brazo Álex. Sin dudarlo, Álex aceptó. Después de una larga operación,  Álex y el hombre entablaron una gran amistad.

jueves, 13 de noviembre de 2014

Un mal día para morir

Una fría mañana de invierno, Álex salió del rascacielos más alto de Nueva York con ganas de descubrir qué había pasado. Pudo ver cómo en la calle principal (La quinta avenida) había miles de personas observando un accidente entre dos autobuses. Lo triste era que habían fallecido tres personas y había cinco con graves heridas. En ese  momento, llegó la policía para investigar qué había pasado y una ambulancia comenzó a llevarse a los heridos. Álex, en ese mismo instante,  recordó que su hermano iba en autobús a su trabajo y temió que fuera uno de los fallecidos. Se acercó a la policía y preguntó los nombres de los pasajeros. Realmente, su hermano iba en la parte superior del autobús y, como llevaba el cinturón de seguridad, se salvó. Álex

 l conductor que había pasado en la calle principal y le dijo...

-Conductor: Señor agente yo tengo la culpa. Porque estaba distraido con la radio, pormi culpa murieron 3 y 5 gravemente eridos.

-Policia: Señor tranquilizese que le llevamos ha comisaria, vas a declarar lo que ha pasado por escrito.

-Conductor: De acuerdo ire a comisaria pero primero dejeme llevar el autobus al mecanico acompañeme señor agente.

-Policia: Vale date prisa porque a las 17:00 me voy y acava mi turno.

La gente de alrededor estaba asustado. Los familiares estaban llorando, enfadados por sus hijos gravemente eridos y muertos.