lunes, 8 de abril de 2013

Plagio en el hip-hop


 Todo empezó esa fría mañana en la que me levanté con un dolor de cabeza increíble. Después de asearme, cogí un papel y un bolígrafo y empecé a escribir una nueva letra para una canción de hip-hop. Pasaron un par de horas, y solo tenía un simple verso, y entonces me dí cuenta de que ya llegaba cinco minutos tarde al parque donde había quedado con mi novia. Cogí la moto y aceleré demasiado; tuve suerte en que no hubiera ningún policía.
Cuando llegué, Lucía (mi novia), aún me estaba esperando. Nos fuimos a dar una vuelta, y a los pocos minutos de estar paseando, me encontré un papel doblado al lado de un banco. Lo abrí y pude ver que era una letra  muy buena, era poesía fluyendo sobre un papel. Me lo quedé y le pregunté a Lucía para ver qué le parecía; ella dijo que me apoyaría en lo que fuese. Primero pensé en llevarlo a la comisaría pero después, cuando llegué a casa, me puse a pasarlo a ordenador y al acabar lo puse en un USB. Busqué una buena base para la canción y cuando fui a grabarlo al estudio, el productor me dijo que le enseñara la letra. Después de enseñarla, el productor cogió su móvil y llamó a su hermano. Cinco minutos después apareció muy sofocado. Cuando recuperó el aliento, me dijo que esa letra era suya y yo rápidamente le expliqué mi situación. Se le ocurrió que colaborara con él, ya que le hacía falta una voz.
Yo acepté y canté, pero mi intención era plagiarle la canción y conseguir toda la gloria yo solo, aunque sabía que eso no estaba bien y tardaría más en memorizar la canción.
En mi caso, el plagio me salió bien, pero no se debe hacer porque hay que tener estilo propio.


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