martes, 20 de noviembre de 2012

Pirómanos patosos

Iba por la calle con un amigo y, al girar la esquina, vi un resplandor en una ventana de un edificio de oficinas. Sentí curiosidad y decidí entrar. Cuando estaba en la planta baja, noté un gran sofoco y pensé que venía de abajo, es decir, del sótano.
En el sótano no sentía nada. Solo notaba un olor mortal. Era como olor de gas.
Entonces le dije a mi amigo, que estaba en la puerta, que no encendiera la luz ni encendiera fuego. Subí y en la planta baja ahora hacía más calor. Decidimos subir en ascensor. Luego nos dimos cuenta de que podía ser un incendio. Subimos hasta el piso 13 por las escaleras. Mi amigo y yo  llegamos exhaustos. 
 Antes de abrir la puerta recuperamos un poco de aire y justo cuando cogí el pomo para abrirla me paró un cura. Me dijo que todo esto era obra del mismo diablo, nos burlamos de él  y acto seguido entramos. Había sangre esparcida en el suelo, dimos dos pasos para investigar y nos salió en emboscada un hombre con un pasamontañas, guantes y con cuchillo en mano. Me acorraló y mi amigo, que se fue al baño en el momento menos indicado, lo escuchó todo y salió con la tapa del váter en las manos. Dejamos al enmascarado con dolor de cabeza y nos dijo que había provocado un incendio en la sala principal de ese piso. También nos comentó que la sangre procedía del corte de su gemelo provocado por la caída con una maceta.
Salimos del edificio y, mientras yo llamaba a los bomberos y mi amigo a la policía, el cura le cerraba la herida al enmascarado; eso sí, el enmascarado no se iba a librar de unos meses en la cárcel...
Espero que les haya gustado la historia.... 
                                Un saludo.

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