viernes, 26 de octubre de 2012

continuación

Una bonita historia

Era de noche y estaba viendo mi serie preferida “Pulseras rojas”. Era el último capítulo y no iba a ser la única que lloraría esa noche. En el mejor momento, me llamaron por teléfono. Era un amigo de Barcelona que hacía tiempo que no veía y me decía que me venía a buscar en una hora con unos amigos suyos. Me puse muy nerviosa porque no sabía qué ponerme. Los minutos se me hacían eternos, cuando, de repente, llegó la hora tan esperada. Llamaron a la puerta. Cuando le abrí, ahí estaba él con un oso de peluche para mí. Lo único que supe hacer fue abrazarlo y desear que se parara el tiempo pero después me fijé que se estaba riendo y me acordé de que llevaba un pijama lleno de ositos. Cuando me di cuenta, me fui corriendo al cuarto a cambiarme. Tardé mucho porque no paraba de gritar desde el salón ¡date prisa que llegaremos tarde!. Cada vez estaba más nerviosa ya que no sabía dónde me llevaría ni qué haríamos. Cuando acabé, bajé al salón, me cogió de la mano y me subí en su moto. Fuimos al cine a ver una película romántica y todo era muy bonito. Se acabó la película y fuimos a la playa a pasear y a ver el atardecer juntos. Me lo pasé genial y para mí fue el mejor día de mi vida. Al llegar a casa, fuimos a mi cuarto a quedarnos un rato hablando y a jugar a la consola. Cuando nos cansamos de jugar con la consola, nos pusimos a hablar sobre todas las tardes que habíamos pasado juntos y empezamos a reírnos tanto que los dos nos caímos de la cama y nos pusimos a pegarnos con las almohadas. Se nos pasaban las horas volando y nos quedamos durmiendo juntos toda la noche. Al día siguiente, a primera hora desayunamos juntos y después bajamos a la playa a darnos un baño y a caminar. A la hora de comer nos fuimos al McDonals y por la tarde fuimos al eroski a comprar algunas cosas y a tomar algo ya que al día siguiente se iba. Pasamos las últimas horas acurrucados y hablando de lo que haríamos si no estuviéramos juntos pero en los momentos malos hay que poner buena cara así que empezamos a jugar con las almohadas cono locos y tirarnos los peluches. Estaba tan cansada de esos dos días que esa noche dormí a su lado deseando que no se fuera nunca y sabiendo que esos días se repetirían. Al día siguiente, me trajo el desayuno y me encantó. Pensar que lo perdería por una temporada me entristecía,pero al mal día buena cara. Cuando llegamos a la estación, faltaba poco para que llegara su tren así que me dio tiempo a darle el regalo que le había hecho: un álbum con todas nuestras fotos. Sin que yo me lo esperara, me regaló un dibujo de nosotros dos más una canción escrita por él. Me encantó. Cuando quise decirle algo, su tren ya llegaba y lo único que pude hacer es darle ese beso que quería darle desde el primer día y desearle buen viaje. Fui a casa triste pero lo que no me esperaba es que por la noche me llamaría aunque solo hacía un par de horas que se había ido. Me encantó que lo hiciera y, de hecho, nos pasamos horas y horas hablando. Sin darme cuenta me dormí mientras hablaba y esa noche soñé que estábamos juntos sin que nadie nos dijera nada. Sin embargo, al despertarme me di cuenta de que ese bonito sueño nunca se cumpliría porque hay gente que vive para hacer feliz a los demás mientras que otros están para molestar .


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