viernes, 29 de enero de 2016

Mi superhéroe de Marvel

Ángel Caído

No soy una persona que pueda recordar bien mi infancia. Hace milenios que tengo sueños con imágenes diversas, recuerdos que me rodean de interrogantes.
Me poso ante un espejo y puedo ver a una mujer de piel pálida. Tengo el cabello rojo, pero nunca he llegado a teñírmelo. Mis ojos son grandes pero mis pupilas no se ven. Son blancas mas no estoy ciega. Tengo una nariz chata y unos labios carnosos que se disfrazan de un tono negro. Mi color favorito y el que más escojo para vestirme. Es un color elegante, pasa muy desapercibido.
Visto con una camisa blanca de manga larga y pantalones largos negros. Acompaño a estos con unas bailarinas negras. ¿Mi nombre? Bueno, las personas que me conocen bien, suelen llamarme Karma.

Desde pequeña mi gran interés hacia la magia me hizo más poderosa con el tiempo. Sin embargo, toda cosa buena tiene una mala y éste poder me convirtió en un verdadero monstruo para la sociedad haciendo que en la espalda me crecieran unas grandes alas negras como símbolo del peso que estaba llevando en ese momento.

En toda mi vida me han llamado de muchas formas: Cuervo humano, Pájaro gigante, Monstruo volador... Sin embargo, me gusta más el apodo que suelen ponerme aquellas personas que se compadecen de mí: Ángel caído.

Algunas personas me odian, a otras les doy miedo y a otras les gusto. A pesar de todo, yo sólo me fijo en mi objetivo e intento ser justa con los demás, tal y como mi nombre afirma. Pongamos un ejemplo: Si eres un asesino, tienes más posibilidades de morir. Si eres un ladrón, alguien te puede robar algo. Si pegas a alguien, ¿esa persona no te puede devolver el golpe?
Sin embargo, no todo es malo respecto a lo que a mí me parece. Si eres una persona honrada que trabaja duro pero no llegas a fin de mes, alguien puede dejarte un fajo de billetes delante de la puerta de tu casa ¿y ese fajo? Bueno, ¡puede venir de un ladrón! Si hay algo que me gusta, es dar el cambiazo, igual que el destino, igual que la vida da vueltas y el curso de esta misma sigue.

Si algo sé con seguridad, es que el mundo está podrido. Me han elegido para elegir. Me han elegido para impartir justicia. La justicia que tomo por mi mano, la justicia del Ángel caído. 

 

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