Ángel
Caído
No
soy una persona que pueda recordar bien mi infancia. Hace milenios
que tengo sueños con imágenes diversas, recuerdos que me rodean de
interrogantes.
Me
poso ante un espejo y puedo ver a una mujer de piel pálida. Tengo el
cabello rojo, pero nunca he llegado a teñírmelo. Mis ojos son
grandes pero mis pupilas no se ven. Son blancas mas no estoy ciega.
Tengo una nariz chata y unos labios carnosos que se disfrazan de un
tono negro. Mi color favorito y el que más escojo para vestirme. Es
un color elegante, pasa muy desapercibido.
Visto
con una camisa blanca de manga larga y pantalones largos negros.
Acompaño a estos con unas bailarinas negras. ¿Mi nombre? Bueno, las
personas que me conocen bien, suelen llamarme Karma.
Desde
pequeña mi gran interés hacia la magia me hizo más poderosa con el
tiempo. Sin embargo, toda cosa buena tiene una mala y éste poder me
convirtió en un verdadero monstruo para la sociedad haciendo que en
la espalda me crecieran unas grandes alas negras como símbolo del
peso que estaba llevando en ese momento.
En
toda mi vida me han llamado de muchas formas: Cuervo humano, Pájaro
gigante, Monstruo volador... Sin embargo, me gusta más el apodo que
suelen ponerme aquellas personas que se compadecen de mí: Ángel
caído.
Algunas
personas me odian, a otras les doy miedo y a otras les gusto. A pesar
de todo, yo sólo me fijo en mi objetivo e intento ser justa con los
demás, tal y como mi nombre afirma. Pongamos un ejemplo: Si eres un
asesino, tienes más posibilidades de morir. Si eres un ladrón,
alguien te puede robar algo. Si pegas a alguien, ¿esa persona no te
puede devolver el golpe?
Sin
embargo, no todo es malo respecto a lo que a mí me parece. Si eres
una persona honrada que trabaja duro pero no llegas a fin de mes,
alguien puede dejarte un fajo de billetes delante de la puerta de tu
casa ¿y ese fajo? Bueno, ¡puede venir de un ladrón! Si hay algo
que me gusta, es dar el cambiazo, igual que el destino, igual que la
vida da vueltas y el curso de esta misma sigue.
Si
algo sé con seguridad, es que el mundo está podrido. Me han elegido
para elegir. Me han elegido para impartir justicia. La justicia que
tomo por mi mano, la justicia del Ángel caído.