viernes, 4 de octubre de 2013
Taller de Historia
Desperté y no sabía dónde estaba. Entré en una sala que estaba llena de ratas sacándoles la leche con unas máquinas. Yo pensé rápidamente en que vendían toda esa leche al colegio infantil. Entonces fui corriendo hacia el colegio pero nadie estaba bebiendo leche así que tenía mucha información pero a la vez poca.
Corriendo fui a mi madre pensando en que ella sería la única que me creería. Así fue. Ella me creyó y me dijo: “¡No quiero que vuelvas a ese sitio nunca más! Si son capaces de sacar la leche a una rata y luego venderla, ¡a saber qué podrían hacer si saben que tú lo sabes!”
Yo recuerdo que me enfadé mucho pero entendía esas palabras. Ella me quería mucho y no quería perder a otra hija ya que en un accidente hace muchos años perdimos a mi hermana, pero bueno eso es otra historia.
Así que lo intenté dejar, olvidarme de todo, pero no pude... Dormía y pensaba en eso, me bañaba y pensaba en eso, estaba todo el santo día y noche pensando en esas imágenes que vi.
Un día, pasé por delante de la fábrica y me di cuenta de que la puerta estaba abierta, así que me acerqué y vi a una joven rubia de ojos azules alta y delgada que parecía polaca. Estaba hablando con un joven de unos 25 años, moreno corto, de ojos verdes y parecía italiano. Ellos hablaban acerca de una chica rubia de unos 16 años que hacía una semana había entrado a esa habitación y había visto todas las ratas. Efectivamente, era yo y me habían descubierto.
Entonces, me fui corriendo a casa y, al día siguiente, se lo conté todo a mi madre. Ella y yo fuimos a la polícia pero cuando llegamos todos a la fábrica...¡ No me lo podía creer! No había nadie ni siquiera las ratas.
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