Y el día llegó, llegó el día de escoger mi facción. Estoy un poco nervioso, pero tengo claro a cuál facción quiero pertenecer.
Entré en la sala y yo era el centro de atención. Sin pensármelo ni un segundo, me dirigí a la facción de erudición, agarré la navaja con muchos nervios, el pulso me temblaba, cogí aire y me hice un pequeño corte en la mano de la cual se derramó una gota de sangre. Finalmente, vi salir el humo muy aliviado. Seguidamente, me hicieron una prueba para comprobar mis capacidades.
De repente, delante de mí, apareció una pantalla enorme con varios objetos pasando a gran velocidad. Mi objetivo era recordar los máximos objetos posibles. De hecho, de los 250 objetos que salieron en la pantalla, recordé 247. ¡Todo el mundo quedó boquiabierto!
1 comentario:
¡Buena historia!
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