Una
bonita
historia
Era
de noche y estaba viendo mi serie preferida
“Pulseras rojas”.
Era el último capítulo y
no iba a ser la única que lloraría esa noche. En el mejor momento,
me llamaron por teléfono. Era un amigo de Barcelona que hacía
tiempo que no veía y me decía que me venía a buscar en una hora
con unos amigos suyos. Me puse muy nerviosa porque no sabía qué
ponerme. Los minutos se me hacían eternos, cuando, de repente,
llegó la hora tan esperada. Llamaron a la puerta. Cuando le abrí,
ahí estaba él con un oso de peluche para mí. Lo único que supe
hacer fue abrazarlo y desear que se parara el tiempo pero después me
fijé que se estaba riendo y me acordé de que llevaba un pijama
lleno de ositos. Cuando me di cuenta, me fui corriendo al cuarto a
cambiarme. Tardé mucho porque no paraba de gritar desde el salón
¡date prisa que llegaremos tarde!. Cada vez estaba más nerviosa ya
que no sabía dónde me llevaría ni qué haríamos. Cuando acabé,
bajé al salón, me cogió de la mano y me subí en su moto. Fuimos
al cine a ver una película romántica y todo era muy bonito. Se
acabó la película y fuimos a la playa a pasear y a ver el atardecer
juntos. Me lo pasé genial y para mí fue el mejor día de mi vida.
Al llegar a casa, fuimos a mi cuarto a quedarnos un rato hablando y
a jugar a la consola. Cuando nos cansamos de jugar con la consola,
nos pusimos a hablar sobre todas las tardes que habíamos pasado
juntos y empezamos a reírnos tanto que los dos nos caímos de la
cama y nos pusimos a pegarnos con las almohadas. Se nos pasaban las
horas volando y nos quedamos durmiendo juntos toda la noche. Al día
siguiente, a primera hora desayunamos juntos y después bajamos a la
playa a darnos un baño y a caminar. A la hora de comer nos fuimos al
McDonals y por la tarde fuimos al eroski a comprar algunas cosas y a
tomar algo ya que al día siguiente se iba. Pasamos las últimas
horas acurrucados y hablando de lo que haríamos si no estuviéramos
juntos pero en los momentos malos hay que poner buena cara así que
empezamos a jugar con las almohadas cono locos y tirarnos los
peluches. Estaba tan cansada de esos dos días que esa noche dormí a
su lado deseando que no se fuera nunca y sabiendo que esos días se
repetirían. Al día siguiente, me trajo el desayuno y me encantó.
Pensar que lo perdería por una temporada me entristecía,pero al mal
día buena cara. Cuando llegamos a la estación, faltaba poco para
que llegara su tren así que me dio tiempo a darle el regalo que le
había hecho: un álbum con todas nuestras fotos. Sin que yo me lo
esperara, me regaló un dibujo de nosotros dos más una canción
escrita por él. Me encantó. Cuando quise decirle algo, su tren ya
llegaba y lo único que pude hacer es darle ese beso que quería
darle desde el primer día y desearle buen viaje. Fui a casa triste
pero lo que no me esperaba es que por la noche me llamaría aunque
solo hacía un par de horas que se había ido. Me encantó que lo
hiciera y, de hecho, nos pasamos horas y horas hablando. Sin darme
cuenta me dormí mientras hablaba y esa noche soñé que estábamos
juntos sin que nadie nos dijera nada. Sin embargo, al despertarme me
di cuenta de que ese bonito sueño nunca se cumpliría porque hay
gente que vive para hacer feliz a los demás mientras que otros están
para molestar .
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