Un día en el Pirineo estaba en la montaña, conseguí escalarla, muy cansado me tomé un refresco. Después de un rato, vi una cascada y me dieron ganas de saltar, salté y me rozé con unos corales muy afilados. Muy nervioso llamé a uno de mis amigos, no me lo cogían. Para tranquilizarme, me tomé una piruleta de sabor a manzana. Entonces como nadie me llamaba decidí quedarme en el Pirineo aquella noche.
Temblando como un flan decidí hacer una pequeña hoguera por lo menos para calentarme las manos. Al amanecer, me levanté y me seguía doliendo aquella herida. Como se me quedó algo del progama "El último superviviente" me puse musgo en la herida me picaba un poco pero algo me cicatrizaba algo, con tanto musgo me entraron ganas de comer y a lo alto de un árbol vi unos dátiles. Me subí a aquel árbol, rasgándome las vestiduras y sin mencionar las extremidades pude subir, pero de repente me chocó en el culo de un koala, a traición chillá como un descosido y me cagué patas arriba. Me caí del árbol y perdí el conocimiento y aquí acaba la historia. FIN
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